A lo largo de nuestra vida crecemos; a parte de físicamente, haciéndonos cada momento un poco más viejos y desgastados, mentalmente, ganando a cada momento nuevas experiencias. De estas experiencias depende seguir creciendo interiormente o no. De las experiencias se aprende, y en uno mismo está el querer hacer un cambio.
En mi propia filosofía de vida me encuentro una persona muy afortunada, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente, de ver muchos sitios y de vivir muchas cosas, y he dejado que ello me influya. De este modo puedo afirmar que, aunque en esencia soy la misma, el yo de dieciséis años es muy diferente al yo de veintisiete; y además de ello me enorgullezco de decir que ahora soy mucho mejor que antes. Estoy mejorada, y eso no puede decirlo todo el mundo; hay personas que utilizan sus experiencias para evolucionar de forma negativa, y eso a mí, gracias a Dios, no me ha pasado.
En resumen, me siento muy feliz de ser como soy, de estar rodeada de las personas que yo he elegido, y de poder llevar la vida que yo quiero. ¿Qué más puedo pedir? Que siga así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario