domingo, 4 de octubre de 2009

DEPRESIÓN PRE-VACACIONAL

Supongo que las noticias ya habrán hablado este año de la depresión post vacacional de los españoles, noticia fija en los informativos desde que existen vacaciones, junto con la “operación salida” del verano y de todos los puentes de todas las comunidades, entre otras. La verdad es que esa es la realidad de la mayoría de las personas, trabajan todo el año y tienen sus días libres en fin de semana, sus vacaciones en verano y en Navidades, y sus puentes cuando hay fiesta de la Constitución, puente del Pilar o es la Virgen del Carmen, que es patrona ella de muchísimos pueblos… ¿será por vírgenes? En fin, que aquí todo el mundo sigue un estereotipo. Todo el mundo menos los que trabajamos para los que están de vacaciones. Yo este año he tenido la gran suerte de poder trabajar desde marzo hasta finales de octubre, con un día libre a la semana, que resulta que es martes, y sin vacaciones (lo cual la gente del sector que trabaja por temporadas agradece bastante). Cuando termine el día 31 de octubre me quedaré en el paro por 4 meses, hasta el 5 de marzo que empiece a trabajar otra vez. Esto es mucho tiempo, así que ya me he organizado para no morir de aburrimiento y me voy a pegar un mega viaje de 3 meses (uno lo pasaré en mi casa que tengo morriña). Bueno, no me quiero desviar del tema, lo que yo quiero explicar es que un trabajo por temporada es significativamente más cansado que cualquier trabajo con horario “estereotipo” del que ya he hablado más arriba, y cuando llega el final parece que no llega, que el tiempo va más lento y que los dos últimos meses van a parecer cuatro. Y empiezas a pensar en lo que vas a hacer cuando termines de trabajar, lo que vas a descansar en tu casa sin hacer nada, disfrutar de estar con la familia, los sitios que vas a visitar (muchos no que hay crisis y el que no tenga paro se tiene que apretar el cinturón), etc. Entonces, de repente te encuentras agobiado porque no llega, ¡no llega! Y lo que llega es el estrés pre-vacacional. Esa sensación de estancamiento, de que el verano ya se ha acabado y no hay nada que hacer, pero ahí estamos todavía, dando el cayo pa los cuatro gatos que quedan... ya estamos a día 4 de octubre... ¿TODAVÍA? Ufffffff, queda un mes... y como no se ha pasado lento el de septiembre...verás tú octubre... Empieza a llover y ya te deprimes todavía más, sales a la calle y está vacía, empieza a hacer fresco... ¿y la gente? Algunos compañeros ya terminaron y se fueron... los guiris que llenaban las calles este año no tenían dinero para venir de vacaciones... ¿la familia? En la Península... Pues vaya... sí que pasa lento...

Pues eso es, señoras y señores, mi partícular depresión pre-vacacional, que debería llamarse pre-paro, pero como yo soy más positiva me lo tomo a bien y estoy bien mentalizada de que lo que tengo son unas vacaciones y bien merecidas, y el que quiera seguir trabajando que pruebe suerte en Canarias. Lo bueno de este estrés, es que luego vienes tan relajada, que la depresión post vacacional no existe, porque esa ya quedó convertida en depresión no-tengo-nada-que-hacer-porque-no-tengo-un-duro, así que vienes con las pilas cargadas para arrancar con fuerza. Una cosa por la otra.

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