Lo bello de la vida
¿Quién no ha tenido nunca esa sensación de bienestar interior y de alegría momentánea tras un breve contacto sensorial con la naturaleza? Yo creo que nadie. Puede ser un paseo de 3 horas, contemplar un atardecer desde la Caleta, ver un insecto, a la vez raro y hermoso, volar; una brisa del mar que cuando me roza la piel me eriza cada vello de los brazos, y que, casi sin pensar, me hace cerrar los ojos; e inevitablemente mi mente piensa sólo en abstracto, se me dibuja una sonrisa sin saber muy bien por qué (aunque tampoco me lo pregunto) a la vez que respiro profundamente, y de repente pienso que la vida es tan bonita, y que tengo tanta suerte de poder disfrutar de ella…¡ay! Y durante ese periodo de tiempo todos mis problemas se disipan, y puedo decir, sonriendo mientras lo escribo (y con una música de relajación de fondo) que me siento plenamente afortunada de poder disfrutar de la verdadera felicidad, aunque sea sólo un instante.
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